Tipos de vinos y cuando tomarlos

Muchos amigos me preguntan antes de acudir a la bodega qué tipo de vino deberían comprar, o simplemente me dicen: ¿cual es mejor? Lo cierto es que no hay ningún tipo de vino mejor que otro y qué vino elegir dependerá de las preferencias de aquellos que lo vayan a tomar. Un error que se suele cometer es buscar un vino «caro», sobre todo cuando vamos a regalar, sin tener en cuenta el tipo de vino del que se trata ni sabor y textura que estamos buscando.

Por eso es importante conocer los tipos de vino y sus cualidades. Además, al final de este post daré las recomendaciones básicas de maridaje, es decir, qué tipo de vino se complementa mejor con qué tipo de comida.

Cuatro tipos de vino

Lo más habitual es clasificar el vino por su color, aunque hay muchas otras maneras de hacerlo. El color se corresponde con el tipo de uva con las que se ha elaborado el vino, o la parte de la uva que se ha utilizado. Así, distinguimos cuatro tipos de vino: blancos, tintos, rosados y brisados.

Vinos tintos

Los vinos tintos son los elaborados con uvas tintas o rojas. Para realizar la fermentación, se usa toda la uva (mosto y hollejo). El particular color del vino tinto proviene del hollejo.

Vinos blancos

Los vinos blancos se elaboran con uvas blancas o (recuerda de donde proviene el color del vino) de uvas tintas sin el hollejo, usando solo la pulpa. En los vinos blancos, solo se fermenta el mosto. El tipo de vino no corresponde al color solo: entre las variedades de blanco que podemos encontrar están el verde portugués y el amarillo francés.

Vinos rosados

Hay dos maneras de conseguir un vino rosado. En primer lugar, el vino rosado «auténtico», que es el que se elabora a partir de uvas tintas. Para conseguir ese color, la uva se macera antes de prensar el mosto. La manera no oficial de conseguir un vino rosado es mezclando vinos tintos y vinos blancos. Es un modo permitido en la legislación que regula el vino, aunque en la etiqueta tiene que especificarse como se ha fabricado.

Vinos brisados

Los vinos brisados son un tipo un poco más desconocido de vino, de un tono anaranjado y más seco que el resto de vinos. Se consigue dejando fermentar hollejos, pepitas y raspones con mosto.

Maridaje: elegir el vino según la comida

El saber popular expone una verdad muy simple respecto a los vinos: «los tintos son para las carnes y los blancos para el pescado». Y es verdad… Pero no exactamente. El maridaje es el arte de combinar la comida y el vino para amplificar el sabor de las dos cosas. El mejor ejemplo son las degustaciones de queso y vino, en las que se puede apreciar perfectamente la diferencia de sabores.

Lo habitual es seguir la recomendación del saber popular, sobre todo si no entendemos mucho. Sin embargo, podemos poner muchos matices.

Por ejemplo, cuando comemos carnes grasas es preferible tomar vinos tintos de carácter intenso, como Petit Verdot – Cabernet Sauvignon. Por otro lado, las carnes magras es mejor degustarlas con tintos más ligeros, como Merlot o Tempranillo.

Estos mismos vinos (Merlot, Pinot Noir), tintos pero de sabor más suave, son también recomendables para maridar con pescados grasos. Estos pescados también maridan con blancos intensos, como el Chardonnay. Los blancos ligeros y afrutados deberemos reservarlos para aperitivos y pescados blancos.

Cómo no fallar al elegir el vino

¿Y si no sé qué voy a comer, pero tengo que llevar una botella como detalle para mis anfitriones? En ese caso, tranquilo: cualquier vino que compres u obsequies será disfrutado en la mesa, ya sea en el aperitivo o en el plato principal.

Una buena opción es un vino tinto Pinot Noir, por ejemplo. Es muy versátil y se adapta muy bien a cualquier situación. Los rosados también serán una buena opción para aderezar cualquier comida. Y si tienes claro cual es el favorito del anfitrión o el tuyo, ¡no lo dudes! No encontrarás vino mejor que ese.

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